1 de abril de 2009

Un hombre en la oscuridad

Dejando de lado por unos días la ciencia ficción , me leí Un hombre en la oscuridad de Paul Auster. Siempre es un placer sumergirme en la lectura de uno de sus libros.

El protagonista, August Brill, es una persona mayor que tras perder a su mujer y sufrir un accidente de coche se está recuperando en casa de su hija y.su nieta. Es incapaz de dormir por la noches, y aprovecha las horas de oscuridad para inventarse historias y evitar pensar en su mujer desaparecida..

En una de ellas, Owen Brick, un joven mago despierta en el fondo de un foso de paredes muy lisas que no es capaz de escalar. No sabe dónde está ni cómo ha llegado hasta allí, pero escucha el ruido de una batalla. Acaba saliendo y descubre que es un soldado cuya misión es matar a un hombre.

¿Ha sufrido algún trauma que le ha mermado las facultades, haciéndole perder el uso de gran parte del cerebro? Tal vez. Pero a menos que le venga de pronto el recuerdo de ese trauma, no tendrá medio de saberlo. Seguidamente, empieza a explorar la idea de que esté durmiendo en la cama, en su casa, atrapado en un sueño extrañamente lúcido, un sueño tan verosimil y absorbente que la frontera entre lo real y lo imaginario se ha difuminado hasta casi desaparecer.

Auster juega con la mezcla entre los sueños de un anciano y la percepción de vida del confuso Owen; sus vidas se cruzan, observándose paralelismos entre ambas historias. No puedo seguir contando la trama del libro sin destripar la sorpresa

Existen múltiples realidades. No hay un único mundo. sino muchos mundos, y todos discurren en paralelo, mundos y antimundos, mundos y sombras de mundos, y cada uno de ellos lo sueña, lo imagina o lo escribe alguien en otro mundo. Cada mundo es la creación mental de un individuo.

Hay muchas referencias a las ideas de Giordano Bruno sobre la multiplicidad de los mundos. Giordano Bruno fue el primer Panteísta, doctrina en la que se cree que Dios es todo el universo y no una personalidad.. Giordano, allá por el siglo XVI, tuvo que ser uno de los primeros en pensar en universos paralelos, esas cosas que tanto me atraen . No puedo evitar copiar un extracto de uno de sus textos relacionado con el libro de Auster:

Dios es omnipotente y perfecto y el universo es infinito, si dios lo conoce todo entonces es capaz de pensar en todo, incluido lo que yo pienso, Debido a que dios es perfecto y conoce todo, debe crear lo que yo pienso. Yo puedo imaginar un infinito numero de mundos parecidos a la tierra, con un jardín del edén en cada uno. En todos esos jardines la mitad de los Adanes y Evas no comerán del fruto del conocimiento y la otra mitad lo hará, de esta manera un infinito numero de mundos caerá en desgracia y habrá un infinito numero de crucifixiones. De aquí puede haber un único Jesús que irá de mundo en mundo o un infinito numero de Jesuses. Si hay un solo Jesús, la visita a un número infinito de mundos tomara una infinita cantidad de tiempo, de este modo debe haber un infinito numero de Jesuses creados por Dios.

Auster es un genio desarrollando el tipo de historias en las que las vidas de los personajes se cruzan en un mundo casi onírico. Siempre tiene un fondo triste, pero a la vez completamente existencial y con un profundo amor a la vida

La gente se muere de pena. Ocurre todos los días,
y seguirá sucediendo hasta el fin de los tiempos.


La vida sigue, después de todo,
incluso en las más penosas circunstancias,
continúa hasta el final, y entonces se para.

Una vez más el libro me encantó, no recuerdo ninguno de Auster que no me haya gustado, y ya van unos cuantos: La trilogía de Nueva York (Ciudad de cristal, Fantasmas, y La habitación cerrada), El país de las últimas cosas, La invención de la soledad, El palacio de la luna, La música del azar (fantástico), Leviatán (uno de mis libros preferidos), Mr Vértigo, El cuaderno rojo, Tombuctú (entrañable), El libro de las ilusiones, La noche del oráculo, y Brooklyn follies.

He pensado en ello durante años, y la única explicación medio razonable que se me ha ocurrido alguna vez es que a mí me pasaba algo, había algo que no marchaba bien, un defecto en el mecanismo que lo fastidiaba todo. No estoy hablando de una flaqueza moral. Me refiero a mi mentalidad, a mi estructura intelectual. Ahora soy un poco mejor, creo yo, el problema pareció disminuir a medida que iba haciéndome mayor, pero en aquella época, a los treinta y cinco, treinta y ocho, cuarenta, iba por ahí con la sensación de que mi vida nunca me había pertenecido de verdad, de que siempre había estado ausente de mi mismo, de que jamás había tenido una personalidad real. Y al carecer de realidad, no comprendía el efecto que producía en los demás, el dolor que podía infringir a las personas que me querían.

Por eso me gusta Paul Auster

Bikos e apertas

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