27 de julio de 2010

Llenos de vida

John Fante es uno de mis escritores favoritos , también lo era para Charles Bukowski (que le consideraba un genio y su fuente de inspiración), y es un placer leer sus sencillas historias, con una elección de las palabras digna de un verdadero maestro.

Hace tiempo que leí la saga de Arturo Bandini: Camino de Los Ángeles, Espera a la primavera, Bandini, Pregúntale al polvo y Sueños de Bunker Hill, así como La hermandad de la uva; todos ellos grandes libros de Literatura con mayúsculas.

Llenos de vida está ambientado en Los Ángeles de la década de los cincuenta, donde un escritor (que se llama John Fante, aunque el libro no es realmente autobiográfico) trabaja como guionista y espera su primer hijo de su mujer Joyce.

Salí al jardín y me quedé entre las rosas, satisfecho de mi casa. Eran las ventajas de ser escritor. Yo, John Fante, autor de tres libros. 

Desde que se ha quedado en estado su mujer no para de leer libros religiosos y replantearse su vida; dice haber encontrado a Dios y conmina a su marido para que se casen: antes de dar a luz quiere bautizarse y casarse en la iglesia; para desconsuelo de Fante, ateo convencido, que ve el abultado vientre de su esposa (lleno de vida) como una enorme montaña de problemas

La pareja pasa por una época de bonanza económica, todo parece perfecto, hasta que el suelo de madera de la cocina se hunde por culpa de una plaga de termitas. Las reparaciones son muy costosas y John decide ir en busca del mejor albañil de California para que les arregle gratis el suelo: su padre, Nick, el viejo gruñón que vive en un pueblo junto a su madre. El regreso significa el reencuentro con su pasado y con unos padres a los que hace tiempo que no ve.

Las supersticiones de origen italiano de la familia de John vuelven loco al pobre escritor: la obsesión de su padre para que Joyce coma huevos y ostras para así asegurar el nacimiento de un varón (tú dame nietos y cállate), el empeño de su madre de meterle dientes de ajo en los bolsillos para traerle suerte,...

Me levanté para irme. Me detuvo. Algo la inquietaba.
Tú y Joyce, ¿dormís a la americana? –Quería decir en camas separadas.
Ahora que está embarazada, dormimos a la americana.
Qué vergüenza. El niño no te conocerá.
Nos haremos amigos cuando nazca.
Dormid a la italiana. No comprendéis a los niños. Están muy solos en la matriz. Ahí no tienen a nadie. Necesitan a su padre. 

John convence a su padre para que pase los últimos meses del embarazo de su mujer en su casa, mientras repara el suelo de la cocina, y es a partir de ahí donde comienza lo mejor del libro

La conversión de su mujer al catolicismo, las borracheras y líos en los que se mete el viejo Nick,... proporciona pasajes que son una auténtica delicia, y que deja imágenes que quedan grabadas en la memoria: Nick entrando en un tren con un equipaje cargado de vino, queso y salami, la tensión descontrolada por el ritmo al que sube el taxímetro (con un final que despliega una gran ternura), la cocina que parece que no se repara nunca, la construcción extra de una chimenea,...

Tener en casa a un padre cabreado por los dos nietos que no ha tenido según sus cálculos, y que ya podrían estar jugando con él (¿Dónde están?, pregunta insistentemente, ¿Cómo quieres que lo sepa responde su hijo), no resulta nada fácil para John.

La encerrona que Nick y Joyce le tienden a John en casa, donde le esperan junto con un párroco católico es antológica

—¿Dónde ha estado esta hora y media?
Le dije que en Lucey’s, tomando un whisky.
—¿No sabe que su mujer está embarazada? … ¿Qué tiene de malo beber aquí, en su propia casa?…
—Claro, padre. También bebo en casa, y mucho.

Y a continuación, el santo varón le aclara todas las dudas teológicas en un instante, con argumentos tales como: ¿La infalibilidad del Santo Padre? Se lo aclararé de una vez para siempre: lo es. ¿Qué más le preocupa?, o ¿La resurrección? Por el amor del cielo, Fante, si es muy sencillo. Cristo fue crucificado y ahí tenemos la inmortalidad prometida a todos sus hijos. ¿O prefiere morir como un perro? Y la mejor pirueta deductiva, a la altura de Tomás de Aquino: Yo le diré lo que es el control de natalidad en la Iglesia católica. No existe

Es un relato familiar que narra la relación entre un padre y un hijo, que hace una defensa a ultranza de la familia por encima de todo, un relato lleno de ternura, lleno de vida. Para ello Fante emplea una prosa exquisita, en la que no sobra ni una palabra, que aúna humor, ternura, rabia, sentimientos,... para construir una historia cotidiana sobre el choque generacional entre padres e hijos, los conflictos familiares, la alternancia entre tedio y aburrimiento dentro de la vida conyugal, las creencias religiosas,... en definitiva, sobre el fascinante misterio de la vida.

Los ingeniosos diálogos son realmente soberbios
, siempre en tono juguetón y caricaturesco, pero de una gran profundidad. Rápidos y concisos, los diálogos confieren una gran agilidad al relato, sin tregua.

Aparte de saber cómo finalizar un libro, tras falsas alarmas de parto, cigarros nerviosos a deshoras y un desenlace a tono con el resto del relato con la despedida entre John y su padre (Tú vive aquí y mantén a tu familia), deteniéndose en el momento justo, el que marca una historia redonda y sin alardes, Fante sabía cómo empezarlos, la primera línea del libro es majestuosa:

La casa era grande porque nuestros proyectos también lo eran.

Fante sabía escribir

Bikos e apertas

19 de julio de 2010

La vida secreta de los números

George G. Szpiro hace en La vida secreta de los números un homenaje al mundo de las matemáticas, tratando mediante el relato de anécdotas de grandes matemáticos de la historia de hacer sentir la belleza y la elegancia que alberga

El libro se sumerge en diversos problemas, algunos aún no resueltos, que han surgido fruto de la mente de diversos personajes matemáticos o afines a las matemáticas: David Hilbert, Isaac Newton, Pierre de Fermat, Henri Poincaré, Carl Friedrich Gauss, Leonhard Euler, Niels Henrik Abel, John von Neumann, la familia Bernoulli, Daniel Hillis, Leonardo Bonacci de Pisa (Fibonacci), Benoît Mandelbrot, ...

Aparecen numerosas pinceladas de datos biográficos de los muchas veces estrafalarios personajes que han poblado el árbol de las matemáticas. Sin ellos el mundo sería mucho más aburrido, y gracias a ellos puedo deleitarme con las maravillas que idearon

Cuando una persona muestra su don de gentes en una fiesta o recepción recitando un poema se le considera culto e instruido. Si por el contrario lo que se recita es una fórmula matemática la cosa cambia. Lo más que cabe esperar son algunas miradas compasivas y la etiqueta de “invitado más empollón de la fiesta”. La mayoría de los invitados admitirían que no se les dan bien las matemáticas, que nunca se les han dado bien y que nunca se les darán bien. Lo cierto es que esto resulta sorprendente. Imaginemos a nuestro abogado diciendo que se le resiste la ortografía, o a nuestro asesor financiero asegurando divertido que siempre confunde a Voltaire y Molière. Tal vez tacharíamos a esas personas como incultas. Eso no ocurre con las matemáticas. Las carencias en este campo suelen aceptarse tranquilamente.

Se puede decir más alto pero no más claro

Dentro del libro uno se puede encontrar con la explicación de la duración de los años que rigen nuestras vidas, la teoría de nudos aplicada a la correcta hechura de una corbata, la acertada elección de las abejas al disponer sus colmenas en formas hexagonales, las implicaciones matemáticas del juego del Tetris, las diferentes mediciones que puede realizarse en una frontera o una costa y su paralelismo con los fractales, ...

Un libro inteligente y con bastante sentido del humor, de una lectura muy amena y que permite acercarse al fascinante mundo de una materia que siempre ha sido considerada árida... y eso nunca lo entenderé

Bikos e apertas

16 de julio de 2010

Cántico por Leibowitz

El libro Cántico por Leibowitz es todo un clásico de la ciencia ficción de Walter M. Miller publicado en 1959 y ganador del premio Hugo de 1961, donde el motor central que conduce la novela es la eterna lucha entre ciencia y religión, siempre enfrentadas, pero condenadas a complementarse

El libro está dividido en tres partes que transcurren a lo largo de 1200 años, formando una especie de ciclo dentro de la historia de la Humanidad:

Fiat Homo (Hágase el Hombre): Después de la Tercera Guerra Mundial, un holocausto nuclear que ha sumido al mundo en una edad oscura, la ciencia, a la que los supervivientes consideran causante de todo el horror producido, es perseguida y sólo encuentra cobijo en las órdenes religiosas. Estas órdenes se dedican al cuidado de los libros que sobrevivieron a la quema posterior a la guerra (la Gran Simplificación).

Qué manía con quemar libros


Isaac Edward Leibowitz era un científico que participó en la creación de las poderosas armas que pusieron fin a la civilización. Arrepentido de sus actos funda la orden Albertiana, dedicada a preservar los retazos de conocimiento para una época posterior. Esta misión, difícil y peligrosa, se cobra la vida de muchos monjes (memorizadores y contrabandistas de libros), al ser desenmascarados por los fanáticos. Así encuentra su muerte el mismo Leibowitz, ahorcado con su propio cinturón.

Fita Homo transcurre seiscientos años después de la muerte de Leibowitz, en una abadía de la orden Albertiniana de Leibowitz. El mundo ha entrado en una nueva edad oscura, y los monjes, como antes hicieran sus iguales en el medioevo, se dedican con paciencia a conservar la Memorabilia, los fragmentos de conocimiento que han sobrevivido entre sus muros, copiando documentos sin comprender su significado, con la esperanza de que algún día puedan servir para facilitar el camino de retorno a la ciencia de antaño.

El hermano Francis, un novicio que está en medio de su retiro cuaresmal, tiene un encuentro con un extraño peregrino. A resultas de éste, descubre por azar un viejo refugio nuclear que alberga lo que parecen ser reliquias del mismísimo Leibowitz. Este hallazgo constituye un quebradero de cabeza para el abad Arkos, ya que se está debatiendo en la Nueva Sede Pontificia la canonización del fundador de la orden, y un descubrimiento de tales características podría considerarse como demasiado oportuno.

Esta parte marca las pautas de lo que será un nuevo comienzo para la Humanidad...

Fiat Lux (Hágase la Luz): Comienza seiscientos años después de la primera parte, en el año 3174, donde una incipiente civilización vuelve a despertar, pero por desgracia a través del único camino que el hombre parece conocer: la guerra.

Tras más de un milenio de oscuridad se está produciendo un nuevo renacimiento, y el poder bascula entre la iglesia y los imperios en potencia. La ciencia ha iniciado el camino de redescubrimiento del saber perdido. Ha llegado el momento en que la Memorabilia puede cumplir su función original, pero la situación es tensa y compleja: la confrontación entre religión y estado ensombrece lo que podría haber sido el momento de justificación de la orden.

Thon Taddeo, un profesor y científico, acude a la abadía (liderada en este momento por el abad Paulo) para estudiar la Memorabilia. Su escepticismo inicial pronto se transforma en asombro ante el saber allí acumulado, pero también en resentimiento, ¿debe utilizarse de nuevo la sabiduría recuperada?

El conflicto es claro para los monjes que tan bien han guardado el saber durante centurias: puesto que la ciencia es la causante de la destrucción de la Humanidad, ¿deberían dejar que saliera de su refugio? ¿Qué sería de ellos si todo el mundo tuviera lo que es el sentido de su existencia? Unas preguntas complicadas y de difícil respuesta

Fiat Voluntas Tuas (Hágase Tu Voluntad): Seiscientos años más tarde, el Hombre ha vuelto a recuperar su esplendor... y también la sabiduría que le hace estar de nuevo en posesión de armamento nuclear.

La orden Albertiana de Leibowitz ha continuado su tarea de recopilación y almacenamiento del conocimiento. Parece imposible que, conociendo inequívocamente las consecuencias, los dirigentes puedan repetir los errores del pasado, pero los acontecimientos parecen precipitarse hacia un nuevo holocausto, quizá más terrible que el anterior.

Existe, sin embargo, un resquicio de esperanza: la colonización espacial se encuentra en sus primeros estadios. Es compleja, dificultosa y arriesgada, pero algunos hermanos podrían llevar consigo la Memorabilia a otros mundos donde quizás pudiera pervivir la especie y la cultura humana. Todo un canto a la supervivencia de la especia humana, pese a que hace todo lo posible por exterminarse a sí misma


¿Será tan grande la estupidez del hombre como para condenarse de nuevo a la extinción? Dom Jethras Zerchi, el último abad, no alberga demasiadas esperanzas al respecto, pero se esfuerza por cumplir su misión y mantener sus ideales hasta el último momento.

Esta portada me gusta más

Walter Miller presenta a la religión como soporte de la civilización., como guardiana y depositaria del saber humano. A lo largo de toda la narración pervive el conflicto moral entre los dos grandes protagonistas del progreso humano: ciencia y religión, compenetrándose y finalmente combatiendo en un maravilloso último capítulo, ofreciendo el verdadero dilema que les separa, creencia y saber.

El autor nos hace partícipes de las dudas morales de los monjes, meros guardianes que ven impotentes como su criatura se les escapa de las manos, a los que no les queda otro camino que la resignación y aceptación de su papel en el destino de la raza humana.

En todo el libro apenas aparecen un puñado de personajes, llenos de dudas, virtudes y flaquezas. Destacan los tres abades de la orden (Arkos, Paulo y Zerchi): intelectuales y reflexivos; su labor de perpetuación del conocimiento les requiere determinación e inclinarse ante la marea de los tiempos que les han tocado vivir

Aparecen otros personajes no menos interesantes: el humilde y sincero hermano Francis (descubridor de las reliquias del fundador de la orden), el profesor Thom Taddeo (siempre en la búsqueda del saber), el hermano Kornhoer (genio intuitivo de la ingeniería aplicada), o el doctor Cors (con el que el abad Zerchi disputa sobre la eutanasia).

En las tres partes de la novela aparece el personaje del vagabundo inmortal, con el que creo que el autor quiere identificar al lector. Y para finalizar todas las partes, los buitres, una sublime metáfora del imperecedero paso del tiempo que todo lo devora

En el fondo subyace la inevitabilidad de la estupidez del Hombre, condenado a repetir sus errores una y otra vez de una manera cíclica. Siendo una novela en última instancia pesimista, constituye también un grito de alarma sobre la autodestrucción, con la convicción de que no será escuchado...

Non cogitamus, ergo nihil sumus
(No pensamos, por lo tanto no somos)

Bikos e apertas

pd: En diversas partes del libro aparece el término Fallout, identificado por los monjes como el demonio que puso fin a la civilización, y que en realidad son sustancias radiactivas depositadas sobre la superficie de la tierra desde la atmósfera.


11 de julio de 2010

La venganza de don Mendo

El domingo pasado (para rematar un fin de semana bastante entretenido ) me fui con Ricolo, Tita y Guille a ver La venganza de don Mendo en el teatro Alcázar.

Carles Sans, Paco Mir y Joan Gracia o, lo que es lo mismo, Tricicle, son los responsables de una nueva versión del clásico de Pedro Muñoz Seca, La venganza de Don Mendo, obra estrenada en 1918.

La obra pertenece al género, creado por el autor, del astracán, un género cómico que sólo pretende hacer reír a toda costa; tanto las situaciones como los personajes, e incluso el decorado, buscan el chiste y el humor. El retruécano (perfecto para gallegos ), los juegos de palabras, y la deformación del lenguaje abundan por doquier en pos del humor y la parodia.

La historia de Don Mendo es la historia de un noble del siglo XII con apuros económicos que, para salvar el honor de su amada, acaba en prisión. Se da cuenta de que la mujer no merece su amor, escapa de la prisión, y planea su venganza...

La escenografía consta de cuatro decorados que se corresponden con los cuatro actos de la obra: un castillo, una mazmorra, un campamento de soldados y el interior de una gruta.

Castillo:
Don Mendo, marqués de Cabra, es sorprendido en la alcoba de su amada y bella Magdalena, hija de don Nuño y comprometida con don Pero, Duque de Toro y privado del rey Alfonso VII. Don Mendo para salvar el honor de la joven doncella reconoce que ha entrado en la fortaleza para robar. Su amada queda limpia de toda sospecha, y él es enviado a prisión y condenado a morir emparedado



Mazmorra:
Mientras don Mendo está en prisión, su dama le paga con cuernos y traición, e incluso aboga porque el pobre don Mendo sea motivo de bufa y escarnio. Don Mendo, enterado de los verdaderos planes de su amada (que sólo desea medrar en la corte y deshacerse de él), escapa de la prisión con la ayuda de su amigo el marqués de Moncada, y jura venganza... que será terrrrible


Campamento: Don Mendo se ha convertido en un trovador y recorre el reino
en compañía de la mora Azofaifa, encandilando con su porte a cuanta dama se cruza en su camino. Llegan a un campamento de soldados donde se encuentra la bella Magdalena con su flamante marido, don Pero. A don Mendo se le presenta la ocasión ideal para llevar a cabo su venganza , y cita a Magdalena (que no le ha reconocido) en el interior de una gruta.


Gruta:
Al interior de la gruta acaban llegando todos los personajes de la obra, como en una divertida comedia de enredo, espiándose y siguiéndose unos a otros. El drama desenlaza en una sangrienta escena final, en la que como se suele decir, muere hasta al apuntador



Tricicle ha hecho alguna variación sobre el texto original, recortándolo cuando se hacen referencias directas a hechos contemporáneos de la época de estreno de la obra (principios del siglo XX), y añadiendo referencias a sucesos actuales; han intentado también agilizar más las escenas, sustituyendo monólogos por diálogos en algunas cosasiones. Y han trasladado el vestuario de un aburrido siglo XII a un más colorista siglo XIV.

Es una obra cargada de gags y sorpresas, una comedia que es en realidad una divertida parodia de una tragedia, llena de engaños y tropelías en un marco medieval.

Bikos e apertas