Snow Crash

La semana pasada finalicé el libro Snow Crash de Neal Stephenson, un autor al que siempre me gusta leer (algún día acabaré la saga iniciada con Criptonomicon...).

El título del libro hace referencia a un cuelgue del sistema, un error, pero a un nivel tan básico que estropea el haz de electrones de un monitor, haciendo que se pasee erráticamente por la pantalla y transforme la perfecta retícula de píxeles en una ventisca remolineante.

En la novela, Snow Crash es una droga que afecta a la parte más profunda del cerebro y hace un reseteo del sistema que afecta al lenguaje... y hasta aquí puedo leer, que no es cuestión de destripar la novela y fastidiar su lectura

Es un relato de cyberpunk delirante, situado en una realidad donde un mundo sumido en la anarquía se divide en franquicias y los países ya no tienen cabida.

Paralelamente a ese fragmentado y desquiciado mundo descrito de manera primorosa por Neal, se encuentra el Metaverso, un mundo virtual habitado por avatares donde se desarrollan partes muy importantes de la novela. La existencia del Metaverso constituye una idea muy original, hay que tener en cuenta que el libro se escribió en 1992.

Los personajes de la novela son fantásticos, desde el héroe, el repartidor de pizzas Hiro Protagonist (para que no quede ninguna duda ), pasando por la korreo adolescente T.A. (Tuya Afectuosamente), hasta acabar con un enemigo aleutiano apodado Cuervo, al que se enfrentarán Hiro y T.A. para evitar que la Realidad y el Metaverso sucumban ante el Caos y el infocalipsis.

Durante toda la novela hay referencias constantes a los mitos sumerios y cómo estos se han introducido en numerosas creencias que han llegado hasta nuestros días (como el mito de Adán y Eva, o el del diluvio universal). Estos mitos parten de la unidad del todo (equiparado al Caos o al Paraíso), y relatan cómo el mundo que conocemos no comienza a existir hasta que cambia esa situación.

El resultado es una novela de culto rebosante de ideas y aventuras, que no debe faltar en ninguna biblioteca

Estás en algún sitio; a tu alrededor hay gente que no te entiende y a la que no entiendes, pero aún así balbuecea un montón de cosas absurdas. Para seguir con tu vida tienes que estar todo el día, todos los días, haciendo un trabajo estúpido y sin sentido, y la única forma de salirte de ello es abandonar, cortar la cuerda, lanzarte a la aventura, zambullirte en el mundo cruel, donde desaparecerás y jamás se volverá a saber de ti.

Bikos e apertas