9 de noviembre de 2009

Celda 211

Ayer fui a ver Celda 211 con Jorge y Tom, era una película que tenía ganas de ver, y no me defraudó en absoluto...

La película, dirigida por Daniel Monzón y basada en una novela de Francisco Pérez Gandul, es un thriller carcelario donde se ven aspectos miserables de la condición humana, que resulta impactante desde la primera escena, muy dura, sensación que no se quita en todo lo que queda por venir.

Sinopsis:
Juan, funcionario de prisiones, se presenta en su nuevo destino un día antes de su incorporación oficial. Allí, sufre un accidente minutos antes de que se desencadene un motín en el sector de los FIES, los presos más temidos y peligrosos.

Sus compañeros no pueden más que velar por sus propias vidas y abandonan a su suerte el cuerpo desmayado de Juan en la Celda 211.

Al despertar, Juan comprende la situación y se hará pasar por un preso más ante los amotinados.
A partir de ese momento, nuestro protagonista tendrá que jugársela a base de astucia, mentiras y riesgo, sin saber todavía qué paradójica encerrona le ha preparado el destino.

Dos veteranos funcionarios de prisiones enseñan las instalaciones a un novato que se presenta el día antes a su incorporación oficial (por eso de causar una buena impresión...). Un accidente, un sobresalto preludio de un motín, y la vida del novato da un vuelco en diez minutos al quedar inmerso en el caos que se origina haciéndose pasar por un preso más. Avispado el muchacho

Destaca sobre todos los demás el apabullante personaje de Malamadre, interpretado de manera colosal por Luis Tosar, que llena la pantalla con su presencia y su voz ronca.

Pero el resto de los actores no se quedan a la zaga: Alberto Ammanm (
Juan, el pobre funcionario/preso) Vicente Romero (Tachuela, lugarteniente de Malamadre), Carlos Bardém (Apache, realmente nos creemos que es colombiano), Antonio Resines (Utrilla, funcionario jefe de la prisión), Manuél Morón (Almansa, el negociador), Luis Zahera (Releche, un preso que da miedito), Marta Etura (Elena, la mujer de Juan),... todos resultan personajes totalmente creíbles.

Daniel Monzón consigue trasladarnos al interior de la cárcel y sus corredores, sintiendo en nuestra propia piel el motín, haciéndonos partícipes del juego de lealtades y traiciones que se suceden sin respiro.

Estamos ante una dura historia sin ningún tipo de concesiones, de principio a final


La película tiene sus defectillos, pero sin duda apenas tienen importancia en el conjunto global, una buenísima película que merece la pena verse.

Dejo el trailer para abrir boca:

Bikos e apertas

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