28 de noviembre de 2009

Lowboy

Lowboy es un libro de John Wray que narra las desventuras de William Heller, un joven de dieciséis años con la apariencia de un ángel y las maneras turbulentas de la adolescencia.

Es un chico esquizofénico paranoico (al menos así le han catalogado... ), y un día se fuga del psiquiátrico donde estaba internado, después de haber dejado de tomar sus medicinas durante un tiempo.

Escapa con la única idea de salvar al mundo del cambio climático, y cree que él aún puede hacer algo por evitarlo. Sabe, como saben los paranoicos, que tiene la clave para salvar el planeta: para enfriarlo sólo debe enfriar su propio cuerpo, ya os imagináis cómo pretende hacerlo

Se sumerge en el metro de Nueva York, que conoce como nadie, e inicia la búsqueda de Emily, una chica que conoció en su vida antes de la clínica mental, para aportar su granito de arena contra el cambio climático

En el vagón la temperatura era acogedora, como siempre, oscilando agradablemente entre diecisiete y veinte grados. La goma vulcanizada de las puertas impedía que entraran corrientes de aire. El sistema de suspensión, con amortiguadores de capas finas como alas de mariposa fabricados en Saint Louis, Missouri, reducía al mínimo los tirones y sacudidas. Lowboy escuchaba el sonido de las ruedas, el chirrido de los ejes en la cabeza de las vías y en las curvas, los múltiples elementos articulados del convoy que funcionaban a la par y sin esfuerzo. Ruidos acogedores, familiares, casi nostálgicos. Incluso su contraído y claustrofóbico cerebro sintió cierto apego por el túnel. Era su cráneo lo que le tenía prisionero, después de todo, ni los viajeros ni el tren. Estoy cautivo de mi propia sesera, pensó. Soy rehén de mi sistema límbico. Sólo puedo escaparme por las ventanas de mi nariz.

Mientras Lowboy deambula por el metro, su madre Violet (una mujer hermosa y extraña) y el detective Alí Lateef, a cargo de desaparecidos muy especiales, se lanzan a su búsqueda para encontrarlo antes de que Will se haga daño a sí mismo o a otros. Pero Will no quiere hacer daño a nadie... sólo desea encontrar a Violet y salvar así el mundo

El interior del vagón era impermeable, lo más conveniente para limpiarlo en caso de derramamiento de sangre. Y no habían dispuesto los asientos para lograr la máxima eficacia, ni para que se sentara cómoda y tranquilamente el mayor número de gente posible, sino para expresar con toda claridad el temor de los diseñadores. Nadie se sentaba a espaldas de nadie.

En todo el libro resalta la particular visión que Lowboy tiene del mundo a través del crisol de su terrible enfermedad; el autor nos hace partícipes de su manera de entender las cosas, de una forma inquietante y a la vez enternecedora.

Había tantas cosas que ver que sentía vértigo. Los niños pequeños contemplan así el mundo, pensó. Luego lo olvidan.

Lowboy es muy consciente de su enfermedad y de que no es como los demás, los gritos de angustia que abundan en todo el libro resultan realmente desgarradores.

¿Por qué he nacido Violet? ¿Me lo puedes decir?

El seudónimo de Will hace referencia al término inglés para una cómoda baja; un lowboy es parecido a la parte de abajo de un highboy, que es una cómoda alta. A diferencia de un highboy, un lowboy es un objeto inútil. Así se siente Will

El final del libro es sobrecogedor y deja una sensación extraña... no voy a destriparlo

Bikos e apertas

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