13 de noviembre de 2009

Deseo de ser punk

Este es el segundo libro que leo de Belén Gopegui, el primero fue La escala de los mapas, hace ya mucho tiempo, y que realmente me fascinó.

En Deseo de ser punk se retrata el inconformismo de la adolescencia a través de la voz de Martina, una joven de dieciséis años que en una especie de carta llena de confidencias y desahogos nos cuenta sus incertidumbres y su búsqueda para hallar su lugar en el mundo. En realidad se trata de una búsqueda en la que todos estamos inmersos, no sólo los adolescentes...

La música rock (con toda su carga de protesta, desarraigo y nihilismo) tiene un papel principal a lo largo de la historia. Las canciones son símbolos en los que Martina ve reflejadas sus angustias.

Hay continuas referencias a canciones de los Beatles (que Martina detesta), Johnny Cash (uno de los pocos cantantes en que coincide en gustos con sus padres), Iggy Pop (que aparece en la portada del libro), David Bowie, Guns'n'Roses o AC/DC (cuando los descubre en una tienda de discos su vida parece llenarse).

Tener dieciséis años y no tener música, eso es lo que le pasa a Martina, una necesidad de identificación personal, una representación. Lo que no sabe Martina y ya descubrirá cuando tenga unos cuantos años más, pongamos que cuando se acerque a los cuarenta , es que eso no sirve de nada, un símbolo no eres tú, necesitas algo más, y la búsqueda no finaliza nunca...

Creo que tener dieciséis años, llamarse Martina y no haber tenido música es un asqueroso desastre. Porque si la hubiera tenido sentiría que pertenezco a algún sitio, supongo.

En el libro se muestra la relación de Martina con sus padres, su sentimiento de estarse alejando cada vez más de ellos, de querer vivir su propia vida, de la manera que sea, pero propia.

Creo que me pasa esto porque desde hace unos días me he salido de la historia, la de mis padres, la del instituto, la de mi vida: la de lo que se supone que es mi vida, quiero decir.

Y sobre todo se muestra su relación con el padre de su íntima amiga Vera, ya fallecido, una persona que se daba a los demás descuidándose a sí mismo. He conocido a pocas personas así, y no deberían desaparecer

No todo lo que se rompe puede arreglarse. Y a veces cundo arreglas algo rompes otra cosa sin querer. Te la juegas y apuestas por alguien, y si te falla no cambias la apuesta a mitad de la partida. Te hundes con él. Llegas hasta el fondo.

Porque lo malo no es morirse, sino que ya no tienes nunca otra oportunidad. Y cuesta entenderlo.

¿Cómo consuelas a alguien a quien se le ha muerto alguien a quien quería? Es completamente imposible. A ver, prueba una frase que no te suene a falsa. No hay ni una sola.

Martina está buscando una salida, pero no hay autocompasión en sus reflexiones, por eso conecta con una parte de la ideología punk: no complacencia en que no hay una salida, en que no hay un futuro, hagamos otro


Encuentra la rabia, y decide hacer algo al respecto: un atentado unipersonal en una emisora de radio, quiere obligarles a poner una canción de Iggy Pop (Gimme Danger para más señas) para que todo el mundo la escuche y despierte.

Algunos adultos piensan que la vida es ir recibiendo golpes y encajándolos, y que en ese camino te forjas un carácter. Bueno, yo creo que ésa es la mitad de la verdad. Encajas, sí, pero también golpeas; si no, qué.

Lleva a cabo su atentado sin hacer caso del consejo del dependiente de la tienda de discos:

Las canciones no funcionan así, Son surcos. Hay que oírlas varias veces. Y cada vez el surco se hace más hondo, y entonces, cuando la oyes, no sólo oyes la canción sino las emociones de las veces que la has oído.

La autora consigue con mucha destreza, a la par que con mucha sencillez, enseñarnos el desasosiego adolescente, las ansias de rebeldía, la explosión de rabia a las puertas del mundo adulto desconocido, la búsqueda de la actitud.

A veces, ¿no te pasa?, estás a punto de tocar algo y entonces notas que no: no puedes tocarlo ahora, porque si lo haces va a desaparecer.

Ha sido un placer redescubrir a Belén Gopegui tras tanto tiempo en el baúl de los recuerdos

Bikos e apertas

pd: ¿Y después? No afterwards, no future. Hay que intentarlo ahora.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

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